Ya huele a Navidad.
¿No lo sientes por todas partes?
No, no me refiero a los escaparates ni a los anuncios de la tele, me refiero a tus pensamientos, a las conversaciones de la gente, al frío de la calle y al calor del hogar, todo huele a Navidad.
Ya. Qué me estoy poniendo un poco tonta, verdad?!
No sé porqué siento (seguro que es cosa mía) que tengo que justificarme por gustarme la Navidad. Será porque no soy nada religiosa y esta es una fiesta tan profundamente religiosa que parece una contradicción. Lo es, sin duda, para que negarlo...?
Entiendo los motivos que aduce la gente para detestar la Navidad, el consumismo feroz, las reuniones familiares forzadas, las cenas de empresa, la casa llena de purpurina por todos lados, los villancicos, los atracones, los niños en casa...
Lo entiendo pero no lo comparto, será porque de un tiempo a esta parte no hago nada que no quiero hacer, no quiero decir que no siga ningún convencionalismo, ni que todas las mañanas me levante feliz y contenta para ir a trabajar, pero intento amar todo lo que hago y me quedo con lo bueno de cada situación, y os aseguro que funciona, aunque esto daría para cuatro o cinco entradas o quizá un libro entero.
Así pues, en Navidad consumo lo que quiero, lo que no, se queda en las estanterías. Me encanta estar con mi familia, con la política también y aunque en mi Navidad faltan personas que se han ido, las tengo en mi corazón. Me chifla irme con mis compañeros de trabajo de cena, es una oportunidad de pasarlo bien con gente con la que habitualmente no sales y si no quisiera ir, nada me impide quedarme en casa. Como me encanta la decoración, la Navidad me da la oportunidad de poner mucha fantasía y mucha luz en casa. Me gusta muchísimo despertarme por la mañanas y que los niños estén en casa, jugar en la cama con ellos, los abracitos, los desayunos en familia... que conste que a veces me sacan de quicio y digo lo de "con lo bien que estáis en el colegio..." Y la cuestión de los atracones también es muy personal, si quieres te das el atracón de gambas y polvorones y si no quieres no te lo das. Lo de los villancicos sería una razón para odiar la Navidad, pero me parece insuficiente contra tanto buen rollo. ¿No?
Ya sé porque me huele a Navidad. Es porque he hecho pollo relleno del que se hace para Navidad. La idea era prepararlo, hacerle unas fotos y congelarlo para alguna cena navideña, que por cierto se puede hacer y luego queda perfecto. Pero en cuanto lo vieron en casa no hubo forma, esa misma noche para cenar tuvimos pollo relleno.
Os cuento como se hace, y por favor, no os asustéis por el tamaño de la receta. Este es un pollo relleno, totalmente deshuesado que se come facilísimo y gusta a todo el mundo. La receta es laboriosa pero fácil y el resultado es espectacular, está buenísimo...
Pollo Relleno de carne y frutos secos. (Deshuesado)
Ingredientes1 pollo de corral de buen tamaño.
500 gr de carne picada (pollo y ternera)
1 copa de brandy
50 g de ciruelas pasas
30 g de pasas de uva moscatel
30 g de arándanos secos
20 g de piñones
2 zanahorias pequeñas
3 huevos
2 rebanadas de pan de molde sin corteza
1 copita de leche
6 lonchas de bacón
Aceite de oliva
Sal y pimienta negra
1 bouquet garni
Para la guarnición:
Lechuga escarola.
1 granada
Elaboración.
La parte más complicada de esta receta es, sin duda, deshuesar el pollo. Podemos resolver esto fácilmente pidiendo en nuestra carnicería de confianza que nos hagan tal labor. Tened en cuenta que tendréis que encargarlo con tiempo, pues deshuesar un pollo, por mucha práctica que tengan, lleva un rato y no lo hacen cuando tienen la tienda llena de clientes.
Ahora bien, si sois valientes, os apetece y tenéis tiempo o simplemente curiosidad, os explico un poco como se hace.
Necesitáis un cuchillo para deshuesar, es más largo que una puntilla y algo más fino. Debe estar muy bien afilado, esto es fundamental.
Yo empiezo por la parte de arriba. Lo abro por la espalda un poquito, no me gusta abrir del todo para no hacer mucha costura pues al asarlo suele romper por ahí. Voy metiendo el deshuesador rozando el espinazo y cortando con mucho cuidado de no romper la piel, esta será nuestra principal preocupación.
Primero separo la parte de las pechugas, por delante y por detrás y después por la parte de abajo, repito la operación para separar la parte baja hasta los muslos. Desde esa posición separo la coyuntura del entremuslo con el muslo, para poder sacar la carcasa de una pieza por arriba.
Llegados a este punto el pollo se queda sin forma ni sujeción y podremos meter bien el cuchillo para deshuesar el hueso del muslo que nos queda. Las alitas podemos dejarlas con el hueso para que conserve la forma de pollo durante el asado y al ir a cortar las retiraremos o podéis cortarlas ya y coser un poco la zona.
Yo dejo las alitas, me gusta más como queda y le doy un punto a cada muslo para que al rellenar no se salga. También dejo el culete porque al coser la parte de abajo me viene bien dar unas vueltas al hilo por ahí y se queda más seguro. Para servirlo lo quito.
Si os lo deshuesan en la carnicería posiblemente os lo abrirán por la parte de atrás, es mucho más fácil de rellenar, luego se cose intentando que quede con forma de pollo y ya está, pero la verdad es que no queda igual de bien que deshuesarlo sin cortar la piel.
Sea como fuere, cuando tengamos el pollo deshuesado lo salpimentamos bien y reservamos.
Preparar el día anterior.
Ponemos todas las frutas pasas a macerar en una copa de brandy. Si lo hacemos el día anterior mejor, si se nos ha olvidado las dejamos un par de horas por lo menos.
Cocer dos huevos en agua durante diez minutos (20 si se ponen con el agua fría) Enfriar, pelar y reservar.
Poner la carcasa y huesos del pollo con una zanahoria y el bouquet garni a cocer con agua hasta que quede cubierto y dejamos que reduzca durante un par de horas. Colar y reservar.
Pelar la zanahoria restante y partir por la mitad longitudinalmente. Hacer tiras de 3 milímetros de ancho y escaldarlas en agua hirviendo durante tres minutos. Escurrir y enfriar en agua helada.
Vamos con el relleno.
Remojamos las rebanadas de pan en leche.
Mezclamos los distintos tipos de carne picada, podéis elegir la que os guste, pollo, cerdo o ternera solos o mezclar. Yo suelo poner pollo picado y añadir un poco de cerdo o ternera que tienen algo más de grasa y queda más jugoso.
Salpimentamos la carne, añadimos una yema de huevo, las rebanadas de pan escurridas y las frutas. Guardamos el brandy para el asado.
Añadir también los piñones y mezclar todo muy bien.
Empezamos a rellenar primero los muslos del pollo, le damos un punto con una aguja e hilo de bridar para que no se salga el relleno. Metemos unas lonchas de bacón cubriendo el interior del pollo, ponemos un poco de relleno, las tiras de zanahoria y los dos huevos, cubrimos con más carne y tres lonchas de bacón más.
Nos habrá quedado el pollo más o menos con su forma original. Cerramos el pollo cosiendo la piel por arriba y por abajo.
Untamos el pollo con un poco de aceite de oliva y llevamos a asar en el horno a 170º hasta que esté asado, aproximadamente una hora y media. Regaremos cada 20 minutos con la reducción de caldo que habíamos preparado y la copita de brandy donde hidratamos las frutas pasas. Le daremos la vuelta a mitad de coción para que se dore también por la espalda terminando la cocción por la parte superior para que quede bien doradito. Podemos comprobar la cocción con un termómetro de asado. Cuando al pinchar el centro del pollo, el termómetro marque 82º, la cocción habrá finalizado.
Servicio del pollo.
Lo ideal es cortar el pollo cuando está frío. Rebanamos, ponemos en una fuente de horno o en el microondas, calentamos y servimos inmediatamente junto con el jugo del asado que serviremos en salsera aparte.
Con respecto a la guarnición, podemos elegir lo que más nos guste, unas patatitas asadas y unas cebollitas francesas glaseadas, por ejemplo. A mí me gusta mucho como lo sirven en casa de mis suegros, donde el pollo relleno es un clásico en Navidad, con escarola, granada y huevo hilado (que no encontré para las fotos, pero en Navidad hay en todos los súper), me parece que le va de maravilla y le da un toque fresco que se agradece.
Espero que os haya gustado la receta de hoy, y si os queda alguna duda no os cortéis por preguntar en los comentarios, el facebook o en el correo del blog.
Muchos besitos navideños.
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A mí también me gusta mucho la Navidad, y más con recetas como este pollo, qué delicia! Tiene una pinta estupenda,. Un besazo!
ResponderEliminarGracias Laura. La verdad que a parte de lo bonita que es la Navidad en otros sentidos, también es una época de hacer recetas especiales y eso nos encanta!!
EliminarBesos
Me encanta la navidad, es una época muy especial y aunque se que hay mucha gente a la que le entristece esta época he de decir que para mí es un momento de celebración, un año más podemos celebrarlo con los que están a nuestro lado y esto es motivo de alegría (aunque nos acordemos de los que ya no están)
ResponderEliminarEl pollo te ha quedado de lujo (yo procuraré comprarlo deshuesado porque no tengo tanta habilidad con los cuchillos)
Un saludo desde Las Palmas y feliz semana.
Es cierto Déborah, es una época muy especial y hay que aprovecharla al máximo.
EliminarUn besito
Lo primero que pensé al ver la foto de la receta, fue en lo complicado que es deshuesar el pollo, lo he intentado antes y no siempre lo conseguí jejeje. En todo caso vale la pena intentarlo, es una gran receta. Me quedo por aquí, te sigo. Un abrazo. :)
ResponderEliminarPues sí, lo más complicado es deshuesar el pollo pero con un poquito de paciencia se consigue y hay que decir que no tiene nada que ver con los rellenos comprados.
ResponderEliminarGracias Luz y encantada de tenerte por aquí.